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jueves, 24 de septiembre de 2015

HOMBRE DE LA ISLA DE LAS FLORES. "HOMO FLORESIENSIS"

Cuando los neandertales se extinguieron hace 28.000 años, los 'Homo sapiens' no nos quedamos solos. Compartimos el planeta durante 10.000 años más con otra Humanidad que vivió en la isla de Flores, en Indonesia. 


Eran hombres de un metro de altura -la estatura de un 'hobbit' de J.R.R. Tolkien- que habían encogido a partir de una población de 'Homo erectus'. Su capacidad craneal era de sólo 380 centímetros cúbicos, menos que un chimpancé y equiparable a la de Toumaï, que vivió hace más de 6 millones de años en África y es el más antiguo de los homínidos. Sin embargo, tenían útiles de piedra y, muy posiblemente, cazaban en grupo. «¿Es un descubrimiento único, excepcional!», indicaba Eudald Carbonell, arqueólogo y codirector de las excavaciones de Atapuerca, Burgos.

Los primeros restos de 'Homo floresiensis' fueron desenterrados en la cueva de Liang Bua, en Flores: consistían en un cráneo, un fémur, una tibia, costillas, parte de una pelvis... Un equipo dirigido por Peter Brown y Mike Morwood, de la Universidad de Nueva Inglaterra (Australia), ha sacado a la luz desde entonces huesos correspondientes a cinco o seis individuos, así como herramientas de piedra y restos óseos de animales. La situación de las piezas en el yacimiento deja abierta la posibilidad de que la industria lítica más compleja sea obra no del nuevo homínido pigmeo, sino de miembros de nuestra especie, que llegó a Australia hace unos 45.000 años; pero eso no resta trascendencia al hallazgo.


El 'H. floresiensis' se sitúa en la historia de la evolución humana en un momento en el que se creía que ya éramos los únicos homínidos en la Tierra. La datación de los restos de Liang Bua demuestra que otra Humanidad sobrevivió hasta hace unos 18.000 años, como poco, y los investigadores estiman que puede que ya existiera en Flores hace 78.000 años. Eso quiere decir que hace 50.000 años había en nuestro planeta, al menos, tres especies de humanos y que la desaparición de los neandertales en Europa, hace unos 28.000 años, no marcó el principio de nuestra soledad. «Ahora estamos solos; pero durante mucho tiempo estuvimos acompañados», puntualiza Carbonell.

A la sorpresa del hallazgo de un nuevo humano hay que unir lo reducido de su estatura y de su cerebro, el más pequeño de todos los homínidos. «Aunque es habitual que los grandes mamíferos reduzcan su tamaño en entornos insulares, nunca antes se había visto esto en un pariente humano», destaca Brown. La ausencia de depredadores se considera una de las causas del enanismo en condiciones de aislamiento insular, que en Flores posibilitó la existencia de elefantes enanos (Stegodon), al igual que se han encontrado osamentas de mamuts enanos en islas del Mediterráneo. 


Los investigadores han hallado útiles de piedra en dos zonas del yacimiento: unos pocos asociados al esqueleto parcial descubierto hace un año y otros, muchos, en una zona de la cueva donde hay restos de elefantes enanos víctimas de cazadores prehistóricos. Estas últimas herramientas son las más complejas. Carbonell cree que pueden estar asociadas a 'H. sapiens' y no al nuevo homínido. Coincide con los descubridores, eso sí, en que 'H. floresienses' pudo conservar las habilidades de sus antepasados en el proceso de 'enanización', «porque ya había adquirido las conexiones neuronales y las conductas».

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