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miércoles, 23 de enero de 2013

LA GUERRA DE LOS SIETE AÑOS (7 AÑOS)

La Guerra de los Siete Años fue un conflicto que enfrentó a las grandes potencias europeas entre los años 1756 y 1763. Gran Bretaña y Prusia tenían una alianza defensiva que hizo frente a una coalición entre Francia, Austria y sus aliados. En un principio, el conflicto se produjo debido al deseo de Austria, en concreto el deseo de la reina María Teresa, de conseguir controlar Silesia y al enfrentamiento entre Francia y Gran Bretaña en relación a la constitución de un imperio colonial en la India y en América.

Las hostilidades estallaron en 1757, pero se trató de dos guerras simultáneas. Por un lado, Francia e Inglaterra lucharon en el mar, en las colonias y en el oeste de Alemania. Por otro, Prusia se enfrentó a Austria y a la coalición de aliados en el este de Alemania.

En Alemania, los austríacos y los franceses, a los que se unieron los príncipes alemanes, Rusia y Suecia en 1757, lograron, en un principio, ciertos éxitos, pero Federico II cambió la balanza con una serie de victorias. La primera se produjo en Rossbach, seguida de la batalla de Leuthen. Los franceses optaron por centrarse en la guerra del oeste, por lo que la única preocupación de Prusia era Rusia, a la que derrotó en Zorndorf en 1758.

No obstante, los rusos y los austríacos se unieron en la batalla de Kunersdorf en 1759, derrotaron a las tropas prusianas y ocuparon Berlín. Federico II se salvó del desastre por la ascensión al trono del emperador Pedro III de Rusia en 1762, quien firmó la paz por separado con Prusia. Además, el monarca alemán recuperó Pomerania tras suscribir el fin de la guerra con Suecia. Por último, la victoria de Burkersdorf en 1762 le permitió recuperar Silesia.

Por mar y en las colonias, la victoria británica fue total: tomaron Quebec tras la batalla de las llanuras de Abraham en 1760 y consiguieron la capitulación de Pondichéry en 1761. Ante ello, Francia logró la alianza de España en 1761 mediante el Tercer Pacto de Familia. Pero ambos países fueron derrotados con la toma británica de Florida, La Habana y Manila en 1762, aunque los españoles conquistaron Sacramento.

La paz total llegó cuando el tratado de Hubertsburg se firmó el 15 de febrero de 1763. El pacto mantenía el statu quo en Alemania, confirmando a Prusia como gran potencia. Por otra parte, el tratado de París del 10 de febrero privó a Francia de la mayor parte de su imperio, en especial Canadá y la India, en provecho de los británicos. A su vez, los españoles perdieron los privilegios comerciales de la Florida, pero obtuvieron una parte de La Luisiana.


jueves, 10 de enero de 2013

ROSTRA (FORO ROMANO)

En el año 338 a. C. (época de la República) el cónsul Cayo Menio se vio envuelto en una batalla contra la flota de los volscos en el puerto de Antium, donde obtuvo una gran y definitiva victoria. El cónsul mandó arrancar los rostra (espolones) de los barcos enemigos para trasladarlos a Roma y colocarlos en el muro de la tribuna de oradores del Foro Romano. Desde entonces esta fue conocida como rostra y, por extensión, se acabó por dar el nombre a dichas tribunas. En origen esta tribuna se debía encontrar entre el foro de época republicana y el comitium, que entonces se encontraban diferenciados, por lo que los oradores podían ser escuchados de una y otra parte.

En el 44 a. C. César la trasladó a su ubicación definitiva en el foro. Junto a la tribuna se encontraban el miliarium aureum erigido por Augusto, que era el punto de partida supuesto de todas las carreteras del Imperio, situado del lado que linda con el templo de Saturno y el umbilicus urbis, al extremo norte de la tribuna, algo más tardío.

En el otro extremo del foro y formando parte del podio del templo de César se encontraba una segunda tribuna, los rostra divi Iuli, decorados con espolones de los barcos egipcios apresados en la batalla de Actium.

Una tercera tribuna se piensa que estaba emplazada frente al templo de Cástor, ya que las fuentes hablan de los Rostra tria.

File:Imagen de los Rostra en el foro romano.jpg







miércoles, 9 de enero de 2013

VIRIATO

Viriato (muerto en 139 a. C.). Caudillo lusitano que lideró la resistencia frente a la invasión romana. Era un pastor, por más que es definido en ocasiones como un bandido por la historiografía, lo que tampoco sería nada excepcional en las culturas de la península Ibérica, donde esta actividad era bastante común y en modo alguno estaba reñida con otras formas de sustento.

En el año 150 a.C., el pretor romano Galba convocó a una supuesta entrega de tierras a los lusitanos, que debían acudir sin armas; se trataba de una traición ignominiosa, pues, una vez reunidos, el pretor dio orden de asesinarlos. Entre los que lograron escapar a la terrible masacre se hallaba Viriato, que a partir de ese momento se convirtió en el líder de la lucha contra la dominación romana. Cercado por el pretor Cayo Vetilio en el 147 a.C., consiguió romper las líneas romanas y, con un millar de incondicionales, escapar hacia Tríbola y atraer a sus perseguidores a una emboscada en la cual sucumbió Vetilio.

Con esta victoria, Viriato decidió llevar la guerra hasta la meseta, donde derrotó a los cuestores Cayo Plaucio y Claudio Unimano, y ocupó Segóbriga. La reacción de Roma consistió en enviar un ejército consular mucho más poderoso que los que antes operaban en la península Ibérica, al mando del cónsul Fabio Máximo Emiliano, quien derrotó a Viriato en una batalla en campo abierto en el año 145 a.C., y le obligó a replegarse a Lusitania.

La situación cambiaría con la guerra de Numancia, pues el grueso de las legiones romanas fue obligado a empeñarse en las durísimas campañas contra los celtíberos, lo cual permitió a Viriato pasar a la ofensiva de nuevo. Derrotó al pretor de la Citerior, Quincio, y avanzó por la Bética, antes de verse forzado a retroceder de nuevo a la Lusitania.

Ya en su terreno, derrotó al cónsul Serviliano en el 141 a.C. y consiguió concluir un tratado de paz con Roma, que ésta, decidida a sofocar la resistencia de celtíberos y lusitanos, no tardó en romper. Se envió un nuevo ejército, al mando del cónsul Cepión, quien aprovechó unas negociaciones con los lusitanos para sobornar a varios lugartenientes de Viriato con el fin de que lo asesinasen, como así hicieron. Muerto el líder, la rebelión lusitana perdió fuerza, y en pocos años Roma consolidó su posición en la península Ibérica.

NUMANCIA